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ARIEL COLMENARES
AGOSTO 2011
jueves, 8 de abril de 2010
INDIA: HISTORIA DE LA REVOLUCION
Sábado 13 de febrero de 2010
INDIA: HISTORIA DE LA REVOLUCION
La esperanza naxalita para los oprimidos del mundo
El Trueno de Primavera
En 1967, en la localidad de Naxalbari (Bengala Occidental), estalla la lucha armada dirigida por la fracción roja del Partido Comunista de la India (Marxista) (PCM). Miles de campesinos pobres sin tierra y obreros armados con lanzas y precarios fusiles, pero con la más alta ideología del proletariado, declararon la guerra al Viejo Estado Indio, a la clase terrateniente, a la burguesía india y a su amo imperialista. Todo ello ocurría en medio de una etapa fructuosa de la lucha de la clase obrera, en aquel tiempo el Partido Comunista de China liderado por el Presidente Mao Tse Tung desarrollaba con gran éxito la Gran Revolución Cultural Proletaria que llevaría a la sociedad china al socialismo.
La disposición del PCM de iniciar la guerra popular fue el resultado de la lucha de dos líneas dentro de la misma organización. Cuando se fundó el Partido Comunista de la India (PCI) en 1920, se adoptaron las posiciones de vanguardia del Partido Comunista de la Unión Soviética dirigidos por Lenin y Stalin; pero en tiempos de Kruschov, líder del revisionismo internacional, la línea del PCI fue desviada hacia posiciones oportunistas de derecha. Es así como los líderes del PCI abandonaron la causa de la revolución por el “camino parlamentario hacia la toma del poder”. Sin embargo hacia 1962, cuando el Presidente Mao Tse Tung dirige la lucha internacional contra el revisionismo kruschovista, la línea proletaria del PCI se desarrolla y ello termina con la separación y fundación del PCM en 1964. No obstante el PCM tampoco logró combatir al revisionismo en sus filas, por el contrario apostó por el camino electoral, incluso logró ganar las elecciones en el Estado de Bengala Occidental, abandonando sus principios revolucionarios.
Fue en este contexto que aparece la figura del camarada Charu Mazumdar quien desarrolla dentro del PCM una fracción roja y la lucha contra el revisionismo. Hacia 1965 las dos facciones del partido estaban muy diferenciadas, incluso había represión velada de parte del ala derecha. En 1967, fruto de la organización y lucha de la línea revolucionaria, estalla la guerra popular. La dirección seguida por la fracción roja incluía alianza de clases (obreros, campesinos, pequeña y mediana burguesía), aplicación de la Dictadura Conjunta para desarrollar la Revolución de Nueva Democracia contra terratenientes, burgueses nacionalistas y el imperialismo. En la primavera de aquel año se produjo el crecimiento más grande de la fracción roja del PCM, más de 15,000 campesinos se unieron a la organización revolucionaria. En muchos pueblos de Bengala Occidental se formaron comités campesinos, que luego se transformaron en guardias armadas. Se requisaron las tierras de los antiguos señores feudales donde en ellas sobrevivía el régimen de servidumbre, se quemaron todas las actas que habían utilizado para arrebatar la tierra a los campesinos, se dictaron sentencias de muerte a los terratenientes opresores. Así se estableció una administración paralela al Viejo Estado Indio.
La opresión que sufría el pueblo indio antes del inicio de la revolución era de las más abominables. Encuadrado en el tradicional sistema de castas (que aun sobrevive en lo que queda de la vieja sociedad india), el campo era un gobierno de terratenientes dueños de la vida del campesino sin tierra. Atados a la tierra del patrón, reducidos a la más humillante servidumbre y a la peor de las miserias, era normal que los campesinos se revelaran contra el patrón, pero la represión militar no se hacía esperar. Los pequeños propietarios de tierras tampoco escapaban del dominio feudal, pues apenas disponían de los recursos para hacer producir sus parcelas, siendo vulnerables a los efectos de la oferta y la demanda; situación que era bien aprovechada por los grandes terratenientes, que constituían la única fuente de financiamiento; estos negociaban con las hipotecas acrecentando sus tierras y dominios. Así la mayoría de pequeños tenedores de tierras eran absorbidos por el señor feudal y reducidos a arrendatarios, muchos de ellos se veían obligados a emigrar a la ciudad. La religión hindú justifica el sistema de castas, sus dogmas consideran la miseria de las grandes mayorías como un castigo por la mala conducta en una “vida anterior” y los privilegios de las castas superiores como “un derecho otorgado por los dioses”. La mujer tenía todo el peso de las tradiciones reaccionarias sobre sus hombros; además de ser condenadas a la ignorancia y el analfabetismo, casi siempre eran casadas a los 12 años. Cuando la guerra popular dio una salida a esta insoportable vida, muchos dieron la bienvenida a la revolución.
El apoyo popular hizo posible que en solo tres meses se revolucionara parte de la vieja sociedad india. Las organizaciones campesinas dirigidas por la fracción roja del PCM tomaron el poder en más de 2,000 pueblos de la región. La guerra popular atrajo a muchos millones de campesinos, proletarios revolucionarios que dirigieron batallas en el campo, las montañas y las ciudades, y a por lo menos un millón de estudiantes que se fueron al campo. Estremecieron a los terratenientes y capitalistas de la India y a sus amos imperialistas. Desafiaron todo lo reaccionario: las relaciones sociales semifeudales en el campo, la literatura, los prestamistas y los revisionistas soviéticos. Cuando el Secretario de Defensa estadounidense de esa época, Robert McNamara, aterrizó en Calcuta, una masiva manifestación en el aeropuerto, contra el imperialismo yanqui y en apoyo al pueblo vietnamita, lo obligó a alzar el vuelo inmediatamente.
La guerra popular también desenmascaró del todo a los revisionistas del PCI y PCM, cuando se pusieron abiertamente del lado de las autoridades centrales, que respondieron al movimiento con matanzas y terror en gran escala. Fue de este modo que la fracción roja dirigida por el camarada Charu Mazumdar junto a miles de verdaderos comunistas fundaron el Partido Comunista de la India (Marxista Leninista) en abril de 1969.
La contrarrevolución, desatada por el gobierno de Indira Gandhi y su amo imperialista, no escatimó esfuerzos en la represión y restauración de su antiguo poder, más de 10,000 campesinos, obreros y estudiantes revolucionarios fueron asesinados por las fuerzas armadas reaccionarias. Muchos más fueron encarcelados y torturados. En julio de 1972 fue arrestado el camarada Charu Mazumdar en Calcuta, siendo asesinado por la policía entre los días 27 y 28 del mismo mes, después de lo cual la revolución sufrió un serio revés. Hacia 1975 el naciente poder popular había sido reemplazado por el viejo poder burgués terrateniente. Pero los seguidores de Charu Mazumdar nunca dejaron de bregar por la continuación de la lucha armada.
A partir de entonces la palabra naxalita tiene para el pueblo indio un significado revolucionario, mientras que para los terratenientes y policías denota a todo campesino sin tierra o pobre que “tiene la osadía de caminar con la cabeza erguida y hablar como hombre”.
El Recodo Superado
Después de la represión y el repliegue de las fuerzas revolucionarias, el PCI(ML) se dividió en varias fracciones. La difícil situación de la revolución china que había perdido al Presidente Mao Tse Tung, asumiendo el control del Partido Comunista de China el revisionista Ten Xiao Ping, agravó el panorama revolucionario mundial y de esta forma muchas organizaciones comunistas de la India se dejaron desviar por el revisionismo internacional. No obstante quedaron algunos focos del PCI(ML) entre los que se encontraban el Comité del Estado de Andhra Pradesh. A partir del mismo se escindieron el Partido Comunista de la India (Marxista Leninista) Guerra Popular (PCI(ML)GP) y el Partido Comunista de la India (Marxista Leninista) Bandera Roja (PCI(ML)BR). Ambos fueron reprimidos duramente en la década de los 80, después de que las fuerzas reaccionarias ahogaran militarmente la revolución, muchos de sus miembros fueron asesinados y torturados en las mazmorras del Viejo Estado, pues la intención del imperialismo era eliminar cualquier foco revolucionario sobreviviente.
Hacia 1980 el PCI(ML)GP reinicia la lucha armada en Telingana, estableciendo bases de apoyo en la zona y movilizando a campesinos y obreros que esperaban con ansias continuar con el camino que el camarada Charu Mazumbar había trazado. Hasta 1985 desarrollaron la guerra popular permanente, sin embargo la represión militar hizo variar la estrategia convirtiendo las acciones armadas en selectivas. Mientras tanto el PCI(ML)BR liderado por el camarada Rauf intentaba recomponer sus fuerzas revolucionarias antes de levantarse en armas, proyecto que se frustró pues las fuerzas reaccionarias asesinaron a la mayor parte de sus militantes.
En 1990 el PCI(ML)GP cayó en la trampa de la burguesía que mediante el Viejo Estado hacía el ademán de aceptar su legalidad y la de sus organizaciones campesinas. Todo ello solo sirvió para que las fuerzas armadas ejercieran la represión selectiva contra los miembros más importantes. Afortunadamente el PCI(ML)GP corrigió su gran error (producto del revisionismo) y respondió con más guerra popular. Hacia 1994 la guerrilla consolidó sus posiciones en las zonas liberadas de Dandakaranya y Telangana Norte, desarrollando su actividad para extenderse a las zonas oriental y meridional de Telangana, y al distrito boscoso de Nallamala. Desde zonas inaccesibles la guerrilla desplegaba ataques contra puestos de policía, capturando armas y recomponiendo sus fuerzas. En las zonas liberadas se revolucionaba la sociedad aboliendo el sistema de castas, realizando reformas agrarias y liberando a la mujer de las reaccionarias tradiciones semifeudales.
Mientras la guerra popular se desencadenaba, en el año 2000, el Centro Unido Maoísta del Partido Comunista de la India (Marxista Leninista) (CUM,PCI(ML)) se unía con el PCI(ML)BR para formar el Partido Comunista de la India (Marxista Leninista) Naxalbari bajo la dirección del legendario camarada Rauf. Este nuevo partido comenzó a desarrollar la lucha armada y hasta el año 2003 tiene presencia en las localidades de Kerala, Maharashtra y Orissa. El Centro Comunista Maoísta (CCM), cuyos orígenes se remontan a 1969, moviliza en armas a campesinos de Bihar y Jharkhand. Hacia el año 2002, el CCM ha transformado Jharkhand, la zona montañosa que fue parte de Bihar y ahora es un estado separado, en Lalkhand uniendo las tribus (autóctonas) contra los señores feudales y los invasores indios. La lucha armada revolucionaria ha ido transformando la vida de las masas oprimidas, por ejemplo, al eliminar el matrimonio infantil y otras prácticas retrógradas. El Centro Comunista Revolucionario de la India (CCRI), otra de las organizaciones maoístas, dirigía acciones armadas en Panjab.
En enero de 2003 comienza una nueva etapa de unión de las fuerzas revolucionarias indias, el CCM y el CCRI juntan sus fuerzas políticas y guerrilleras para formar el Centro Comunista Maoísta (India) (CCM(I)). Situación que causó estupor a la clase terrateniente, burguesa nacionalista e internacional; pues el panorama avizoraba nuevas reunificaciones en tiempos que el PCI(ML)GP controlaba parte importante de Andhra Pradesh. El CCM(I) no escatimó esfuerzos en trabajar por la unión de los revolucionarios maoístas. Objetivo que se hizo realidad un 21 de septiembre de 2004 en que el CCM(I) y el PCI(ML)GP se unen y forman el Partido Comunista de la India (Maoísta) (PCI(M)), bajo el liderazgo del camarada Ganapati, histórico guía del PCI(ML)GP y jefe indiscutible de la revolución india.
La revolución naxalita supera la represión y la división de sus fuerzas revolucionarias, haciendo temblar a revisionistas y reaccionarios, y avanzando por el ancho camino de la conquista del poder. Cabe señalar que los partidos revisionistas como el PCI y el PCM se habían unificado en un Frente de Izquierdas con los cuales permanecieron en el congreso e incluso en el gobierno del Estado de Bengala, apoyando a la política genocida del Viejo Estado contra la revolución y la lucha del proletariado indio. A pesar de todo, las masas reconocen a sus verdaderos líderes y defensores de sus intereses y el apoyo a la lucha armada es cada vez mayor. Los revolucionarios indios han demostrado que es posible superar los recodos y recomponer sus fuerzas, la unificación y avance de la revolución imprimió gran entusiasmo en el movimiento comunista internacional y esperanza en los oprimidos del mundo.
La “Mayor Democracia del Mundo”
Eslogan que la burguesía internacional se esmera en posicionar en la mente de la clase media de la India y en la opinión mundial (principalmente de occidente). La India suena por los medios como el país con el desarrollo más envidiable del planeta o como la “India democrática”, contrapeso de la China autoritaria gobernada por el “comunismo”. Un símbolo de ese “desarrollo envidiable” es la industria cinematográfica de Bollywood, que copia de Hollywood hasta el nombre (sin desmerecer al cine indio que tiene productores y artistas muy talentosos). En efecto, dentro de los estereotipos de la “gente bien” la India camina hacia la modernidad, símbolos de esa “modernidad” son las zonas privilegiadas de las ciudades como Nueva Delhi o Bombay, donde la pequeña y mediana burguesía consume hamburguesas y pizzas como en cualquier cafetería de occidente porque se niegan a comer la comida ladaquí o beber el tradicional té con mantequilla, porque prefieren la Coca Cola, compran ropa en las tiendas Versace o Mango, los relojes en Cartier, hablan inglés, se pasean con sus coches de lujo (ellos no utilizan el tren ni los masificados y casi imposibles medios de transporte públicos) o en sus motos de gran cilindrada y muestran sus celulares de ultimísima generación mientras, condescendientemente, lanzan una moneda a quien hace unas gracias en la acera con piruetas o cualquier tipo de actuación para poder comer algo ese día.
En esa condición viven solo 250 millones de personas, es decir el 23% de la población india (el total de la población es de 1100 millones). El 77% de la población (850 millones) es pobre y vulnerable y tiene una capacidad de consumo de 20 rupias por día (0,50 dólares). El 22% del total de la población india (242 millones) vive en la miseria más espantosa. Dentro de la “mayor democracia del mundo”, en las zonas rurales donde la revolución naxalita aun no tiene presencia, sobrevive el régimen de castas, la servidumbre feudal y la clase terrateniente. Los dalits y adivasis son considerados dentro de ese precario sistema como seres inferiores, sirvientes de la clase feudal en el campo o de la clase burguesa en las ciudades. La tradición religiosa hindú que pesa sobre la conciencia de las “castas inferiores”, sobretodo en el campo, hace que hasta rindan veneración al patrón y lo saluden haciendo reverencias a cada paso, ellos son los “bendecidos por los dioses” y la miseria de los sirvientes es el “castigo por sus pecados en la vida anterior”.
La india es una sociedad donde la clase terrateniente y la burguesía india administran el poder recibiendo órdenes de la burguesía internacional. Existe en el campo un régimen feudal y en la ciudad un capitalismo impulsado por el imperialismo que en volúmenes no aparenta ser incipiente, pero las relaciones laborales son de las más serviles. La sociedad india es una sociedad semifeudal y semicolonial. Semifeudal porque existe el poder feudal conviviendo y enlazado con la burguesía nacionalista y el imperialismo. Semicolonial porque es la burguesía extranjera (principalmente inglesa, norteamericana y judía) la que domina la economía y por ende la política. A menudo los medios lacayos de las clases dominantes lanzan por todos los medios la idea del crecimiento económico de la India (es decir la burguesía india y sus grandes empresas), pero no dicen que esa burguesía es subsidiaria del imperialismo, principalmente yanqui.
Actualmente ya es conocida la intolerancia religiosa que domina el panorama de la India. La religión hindú es el grupo religioso más poderoso e influyente en las instituciones indias. La policía nacional revela siempre su fervor fanático, llegando incluso a asesinar musulmanes que son las principales víctimas de las agresiones religiosas. Desde 2003, grupos fanáticos musulmanes vienen cometiendo una serie de atentados indiscriminados en las ciudades como producto de ese conflicto, pero parece que al Viejo Estado solo le preocupa que estos hechos no se difundan demasiado por el mundo, desde luego ello tiraría por los suelos la imagen de la “mayor democracia del mundo”. En efecto, hace años se da poca cobertura a los atentados religiosos contra el Islam, como la demolición de la mezquita de Babri en Ayodhya (Uttar Pradesh), en 1992, lo que provocó una revuelta que terminó con 900 muertos, donde los responsables policiales de la matanza fueron ascendidos y ni un solo responsable político dimitió. En 2002, en Gujarat, tuvo lugar una matanza de más de 2,000 musulmanes, pero como era de esperarse los musulmanes fueron tratados como ciudadanos de última clase, pues pertenecen a una minoría religiosa de solo 160 millones de devotos. Los cristianos (católicos y no católicos) no son producto de agresiones y matanzas religiosas, pero si existe una gran división con los religiosos hindúes. El cristianismo fue estratégicamente impulsado en la India por el imperialismo y el Vaticano (vía Teresa de Calcuta) para favorecer la difusión de algunos de los dogmas más reaccionarios del catolicismo como el de no usar preservativos ni anticonceptivos y difundir la caridad en una de las zonas más miserables del mundo, producto de siglos de dominación inglesa y una sociedad india feudal y religiosamente hindú.
Hace poco, a fines de 2008, el Viejo Estado Indio firmó un acuerdo nuclear con el imperialismo yanqui y, dentro de esta órbita armamentista, ya existen acuerdos militares con la burguesía israelí. Todo ello ha provocado la ofensiva de radicales musulmanes que actualmente atentan contra cristianos e hindúes. En esos meses estremeció a la prensa de la clase burguesa los atentados en la ciudad de Bombay, donde esta vez las víctimas fueron pequeños y medianos burgueses. Pero era de esperarse una reacción de los musulmanes radicales ante estos acuerdos con los agresores del pueblo musulmán en Irak y Palestina.
A esta “democracia mayor del mundo” el Partido Comunista de la India (Maoísta) ha respondido desarrollando más lucha armada, juntando a las castas “inferiores” del sistema hindú, a diferentes religiones, campesinos, obreros y estudiantes (del proletariado, incluso de la pequeña y mediana burguesía) para tomar el cielo por asalto y liquidar el sistema de castas, las diferencias religiosas y las diferencias de clase. En esto el PCI(M) ha aceptado dentro del Ejercito Popular Guerrillero (EPG) a simpatizantes no marxistas (creyentes religiosos y no religiosos) que están dispuestos a dar la vida por la revolución; sin el materialismo y la dialéctica, reemplazada por aquella fe de los creyentes, pero en el partido que dirige la revolución. Estos guerrilleros merecen el mayor aprecio de los comunistas del mundo y es responsabilidad del partido reemplazar aquella fe por convicción y ciencia del proletariado.
El Desarrollo de la Revolución
En estos últimos años se ha capitalizado la gran preocupación que causó la unión de las fuerzas revolucionarias a las clases dominantes de la India y al imperialismo. El PCI(M) y su brazo armado el EPG hoy actúan en 14 de los 28 estados de India (Chhattisgarh, Jharkhand, Uttar Pradesh, Asma, Uttaranchal, Kerala, Tamil Nadu, Bengala Occidental, Gujarat, Andhra Pradesh, Madhya Pradesh, Orissa, Maharashtra y Bihar) y lo que significa que en 182 distritos, de un total de 602 en que está dividido administrativamente el país, los comunistas revolucionarios controlan la situación. Debemos considerar que hacia inicios de 2008 eran 165 los distritos que eran zona liberada, por lo que el que a fines de ese año estén activos en 17 distritos más indica claramente su progresión imparable que se produce no sólo en el campo, sino que está comenzando a extenderse a las ciudades, especialmente a las zonas obreras e industriales de Nueva Delhi, Bombay, Raipur, Pune y Jammu alternando las acciones propagandísticas con las militares. El propio Viejo Estado Indio consideraba hace dos años que entre el 30% y el 35% del territorio de India estaba bajo el control de los naxalitas, porcentaje que en estos tiempos debe ser mayor.
Los golpes guerrilleros del EPG son contundentes, solo en el año 2007 los naxalitas realizaron 8.488 ataques a establecimientos policiales en 91 distritos de 11 estados, según un informe presentado por el Ministerio del Interior del Viejo Estado. Los revolucionarios naxalitas han dado el paso de la guerra de guerrillas a la de movimientos, con una mayor acumulación de fuerzas y siguiendo el esquema clásico del Presidente Mao Tse Tung de “diez contra uno, uno contra diez”, es decir, obligar a las fuerzas reaccionarias, bien sea el ejército o la policía, a asumir una posición defensiva táctica (que es fácilmente atacable en base a la superioridad de fuerzas) para, debido a estos golpes militares, obligarles posteriormente a asumir una posición defensiva estratégica, o sea, la inmovilidad y la concentración de fuerzas en un solo punto para defender una ciudad o un territorio. Dicha concentración llega incluso a 300 guerrilleros, donde siempre se esconden francotiradores entre los bosques, como parte de la estrategia de abatir a las fuerzas del enemigo de clase por la retaguardia. Durante las últimas elecciones parlamentarias burguesas, las que tuvieron que durar más de un mes en los diferentes Estados de la India por miedo a que las fuerzas revolucionarias las sabotearan, los guerrilleros comunistas lograron boicotear los comicios en varios de los distritos que aun controlan las clases dominantes, muy a pesar de que el gobierno indio movilizó a más de 2 millones de policías. El 15 de abril de 2009, en la localidad de Orissa, los guerrilleros abatieron a 15 gendarmes del Viejo Estado destacados para resguardar las elecciones, similares situaciones de dieron en Jharkhand, Chattisgarh, Bastar y Bihar; donde incluso se quemaron urnas y computadoras con sistemas electorales. Finalmente las elecciones tuvieron un muy alto índice de ausentismo y a pesar de haber sido legitimadas constituyó un rotundo fracaso para las clases dominantes y parlamentarios reaccionarios y revisionistas que hoy conforman el congreso más vapuleado de la historia.
La Contrarrevolución
En junio de 2005 el Viejo Estado Indio y el imperialismo (con sus sirvientes asesinos de la CIA) financiaron la creación del grupo paramilitar Salwa Judum (que significa en idioma hindú “campaña por la paz”). Las autoridades de Chhattisgarh presentan a este movimiento como una "reacción espontánea" de aldeanos cansados de tener que alimentar a los rebeldes, y decididos a echarlos de su territorio. La realidad es que Salwa Judum se ha convertido en un instrumento de terror del Estado, asesinan a civiles sospechosos de ser simpatizantes del PCI(M) y desde luego a militantes. Como vieja estrategia genocida empleada por la reacción, obligan a la población campesina a apoyar la contrarrevolución y a delatar a los militantes comunistas, donde el control de los revolucionarios es menor. Forman rondas campesinas al mismo estilo de la invasión al Vietnam o la contrarrevolución en el Perú de los años 1980, la población por miedo a los paramilitares se unen a las rondas y terminan siendo carne de cañón muriendo fácilmente abatidos por los guerrilleros maoístas.
Este escuadrón de la muerte Salwa Judum, pone entre la espada y la pared incluso a los campesinos que no se solidarizan con la guerra popular, obligándolos a integrar sus filas, o traer información sobre los rebeldes, reclutando niños a quienes adoctrinan con dogmas fascistas. El Viejo Estado difunde la muerte de ronderos o colaboradores de los paramilitares en manos de los guerrilleros maoístas, como asesinato a civiles. Parte de la mentira, tergiversación y campaña de calumnia que llega a las ciudades y coloca el cartel de “terroristas” a los revolucionarios naxalitas. A esto se suman campañas de terror que los mismo paramilitares dirigen, obligando a poblaciones enteras a dejar los pueblos rurales para llevarlos a “campos de refugiados” con estricto control policial y paramilitar, algo similar a lo que hacían las fuerzas armadas durante la revolución que dirigía el Partido Comunista del Perú entre 1980 y 1992. Quienes se niegan a ser “refugiados” son acusados de maoístas y se han dado casos en que los paramilitares incendiaron sus chozas y hasta han sido asesinados.
El revisionismo del PCM que dirige el Frente de Izquierda, unión de revisionistas que durante décadas sirven a la burguesía presidiendo incluso algunos Estados, viene mostrando nuevamente sus servicios a la contrarrevolución. En marzo de 2007 el gobierno de Bengala Occidental, dirigido por esta unión de granujas, ordenó la represión de campesinos que se oponían a los planes de la reacción de instalar las famosas Zonas Economicas Especiales (ZEE). Estas ZEE son áreas que, gracias a las desgravaciones fiscales que hacen que las empresas no paguen ningún impuesto, gozan de ventajas tributarias y económicas para favorecer la productividad y donde se puede eludir la legislación normal del país en materia laboral, sindical y ambiental con el objetivo de atraer inversores locales y extranjeros. En la India hay en estos momentos 40 ZEE en funcionamiento y el gobierno central calculaba que para fines de 2008 supongan un volumen de comercio superior a los 27,000 millones de dólares en cuanto a bienes, servicios y mercancías. En total, el gobierno indio tiene previsto aprobar 339 ZEE y dice que supondrán un empleo directo para 800,000 personas. Desde luego todo ello como medida de emergencia para desarrollar las zonas rurales, olvidadas por siglos por terratenientes y burgueses en el poder. Las ZEE constituyen una estrategia contrarrevolucionaria que intenta desviar a las masas de la revolución, intentando comprarlas con un puesto de trabajo al servicio de las clases dominantes. Pero estas ZEE han sido repudiadas por el pueblo indio que apoya la lucha armada y la revolución, gozan del descrédito de la población urbana y últimamente han sido materia de escándalos donde están involucrados representantes del gobierno.
Parte de la contrarrevolución es la desinformación sobre lo que sucede en la India, de esta campaña de camuflaje es impulsor el imperialismo ante la complicidad del viejo revisionismo internacional, a la que se ha sumado el nuevo revisionismo prachandista (hoy alabado por seudo maoístas que esperaron el momento de la capitulación para solidarizarse con la Revolución en Nepal). A las clases dominantes les favorece que se difundan seudo revoluciones en América, impulsada por la burguesía nacionalista (en franca o fingida confrontación con el imperialismo) y sus sirvientes revisionistas de toda laya. Ello desvía la atención de las verdaderas gestas revolucionarias.
Las Metas Revolucionarias
A pesar de todo, la revolución naxalita atrae cada vez más a las masas y la solidaridad de los revolucionarios del mundo. La derrota del Viejo Estado y sus fuerzas represoras es cuestión de tiempo y capacidad de organización, la cual esta obligada a ser cada vez más congruente. Aun queda como meta la unificación de algunos partidos revolucionarios como el PCI(ML)N, quien apoya la guerra popular. Es necesario, hoy más que nunca, la consolidación de un solo Partido Comunista en la India, desarrollando la lucha contra todo revisionismo. La unificación total de las fuerzas revolucionarias de la India constituiría un duro golpe militar, estratégico y moral a la reacción.
La obligación de los comunistas revolucionarios del mundo es desarrollar la solidaridad con la Revolución Naxalita, tomar conciencia de lo que significa para la liberación del proletariado internacional y del significado que tendría el triunfo de esta gesta revolucionaria. Pues ello abriría el ansiado y definitivo Nuevo Ciclo Revolucionario (tras la frustrada Revolución Nepalí) que levante nuevas revoluciones y construya el socialismo en toda la faz de la tierra.
El triunfo de la revolución demostraría definitivamente a todo el movimiento obrero, la aplicabilidad de la Revolución de Nueva Democracia en los países atrasados y bajo el sistema semifeudal. Liquidar la semifeudalidad, crear un Estado de Nueva Democracia, para luego construir el socialismo bajo la Dictadura del Proletariado y mediante sucesivas Revoluciones Culturales, construir el comunismo, es el camino a seguir. Y es urgente que lo comprendan las juventudes comunistas en formación, las masas obreras y campesinas del mundo y todo aquel que se solidarice con la causa del proletariado.
¡Apoyar la Revolución Naxalita, nueva esperanza para los masas oprimidas del mundo y un foco de luz que nos guía en el largo camino de lucha cuya meta final será siempre el comunismo!
fuente:
odio de clase
www.perspectivainternacional.net
Seleccion:Giordano Brunno
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