viernes 25 de febrero de 2011
FOTO: noticierostelevisa.esmas.com
Glen Ford
Black Agenda Report
Traducido para Rebelion por Mariola y Jesús María García Pedrajas
extraido del blog ODIO DE CLASE
Muammar Gadafi fue una vez la pesadilla de Occidente, pero en la última década había buscado un “apaño” con el imperialismo. Desde el 11 de septiembre, “Gadafi ha parecido más preocupado por el fundamentalismo islámico…que por las maquinaciones europeas y estadounidenses.” Los servicios secretos de EEUU puede que hayan actuado o no contra Gadafi, pero con toda seguridad aprovecharán cualquier oportunidad.
“Gadafi claramente había alcanzado un acuerdo con EEUU y los hombres ricos de Europa.”
Muammar Gadafi saltó a la escena mundial cuando él y otros jóvenes oficiales echaron a patadas a un rey llamado Idris, quien le había cobrado a las corporaciones extranjeras los precios más bajos a nivel mundial por succionar la riqueza petrolera del país. Eso fue en 1969. Cuando tuve mi encuentro con Gadafi, 40 años más tarde, a finales de octubre de 2009, aún se llamaba a sí mismo un socialista y jurado enemigo del capitalismo, e impulsaba su Libro Verde como una guía universal a la justicia social. Pero Gadafi claramente había alcanzado un acuerdo con EEUU y los hombres ricos de Europa. Tipos de las corporaciones, blancos y asiáticos, se veían por todas partes en Trípoli, la capital, la cual se encontraba rebosante hasta los topes con proyectos de construcción llevados a cabo por extranjeros para corporaciones extranjeras. Libia y sus seis millones de habitantes se habían vuelto un “destino” de las corporaciones con todas las de la ley, y las fuerzas armadas de Gadafi estaban en colaboración constante con las fuerzas de choque de la maquina de guerra imperialista de EEUU. Gadafi podía decirles a sus visitantes en su enorme tienda de campaña personal en el campamento militar en la ciudad que seguía dedicado a la destrucción del “capitalismo,” pero Washington, Londres y París no parecían muy preocupados.
Desde el 11 de septiembre, Gadafi ha parecido más preocupado por los fundamentalistas islámicos como los de la vecina Argelia cuya supresión costó 200.000 vidas que con las maquinaciones estadounidenses y europeas. Ha coordinado maniobras militares con los estadounidenses en la región del Sahel en África del Norte, y trabajado estrechamente con la CIA para descubrir elementos del tipo de Al Qaeda. En 2008, Condoleezza Rice estuvo en Trípoli. “Estoy deseando escuchar la visión mundial del líder,” declaró. Gadafi ya había declarado su amor por la mujer a la que llamó “Leeza,” su “querida afroamericana” quien, dijo, “se reclina y le da órdenes a los líderes árabes.”
“La peor consecuencia posible de la crisis libia sería que EEUU encontrara una manera de intervenir.”
En 2009, el año que visité Libia con una delegación encabezada por la antigua congresista y candidata presidencial del Partido Verde Cynthia McKinney, Gadafi acababa de firmar un acuerdo “histórico” sobre cooperación militar y diplomática. El Comando para África de EEUU, AFRICOM, y Libia se comprometieron a trabajar juntos en temas de mantenimiento de la paz, seguridad marítima, contraterrorismo y seguridad y estabilidad africana.
Sin embargo, allí estaba Gadafi en televisión el martes, sin parecerse en nada al más bien sereno hombre mayor que me había encontrado en la gran tienda de campaña hacía 16 meses, bramando que estaba siendo asaltado por una combinación de EEUU y militantes islámicos. En ese sentido sus palabras sonaban mucho como las últimas declaraciones públicas del antiguo presidente egipcio Hosni Mubarak, antes de fuera sacado a empujones de escena. Gadafi menospreció a sus oponentes tachándolos de ignorantes ingratos que no sabían nada de las glorias del país, o se trataba de personas que simplemente estaban bajo los efectos de alucinógenos. Su hijo, Seif el Islam Gadafi, había amenazado previamente a los libios con la guerra civil. Ambos, padre e hijo parecían fuera de la realidad, fuera de control y obsoletos. Lo que significa que el pueblo libio está en peligro.
Pero no hay mayor peligro para la independencia y soberanía de la gente que el imperialismo de EEUU, que no tiene ningún respeto por los derechos de nadie. La peor consecuencia posible de la crisis libia sería que EEUU encontrara una forma de intervenir. Nada que Washington haga puede beneficiar de ninguna manera al pueblo libio, que debe resolver sus propios problemas.
Artículo original: http://www.blackagendareport.com/content/khadafi-outs
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ARIEL COLMENARES
AGOSTO 2011
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